Tengo que reconocer mi completa ignorancia sobre el universo de Nanni Moretti la primera vez que vi Caro diario (lo siento). Sin duda fue un gran descubrimiento. Si bien no se trata de una comedia al uso, existen algunos fragmentos o escenas con las que no puedo dejar de sonreir. La lectura de una farragosa crítica a su autor, un crítico de cine, tras ver Henry, retrato de un asesino me parece mítica; al igual que el pasaje en la isla de Liborno en la que se explica la toma de control por parte de los niños (Come fa il miccio). Pero si tuviera que quedarme con una parte es aquella en la que Gerardo, el viejo amigo de Nanni Moretti -sí, aquel vivió 11 años aislado del mundo mientras escribía un libro sobre filosofía- descubre la fascinación de las telenovelas. Si, aquel que incapaz de refrenar sus impulsos le pide en lo alto del volcán que pregunte a unos turistas americanos como finaliza la última temporada de Beautiful. Definitivamente, nadie es perfecto.
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